martes, 12 de julio de 2016

CONSERVACIÓN DE LA PIEL


Una vez extraída la piel se debe retirar la carne o grasa sobresaliente y adherida a
la parte interna por medio de una espátula de madera con borde fino o
cuidadosamente con cuchillo. Se continúa con el salado de la parte interior
cuidando de distribuir la sal uniformemente sin que queden áreas libres y se deja
en reposo durante 4 a 6 horas en un lugar fresco. Se prepara una salmuera con
1000 litros de agua más 300 kilos de sal común y se le añaden 3 kilos de un
preservante (por ejemplo ácido bórico) y las pieles se sumergen allí por espacio de
48 horas dejándolas en un lugar fresco, con lo cual el material pierde gran parte de
su humedad natural.
Seguidamente se retiran, se dejan escurrir colgadas a la
sombra por 3 a 6 horas y se vuelven a salar. Una vez escurrida y resalada la piel
se procede a enrollarla dejando las escamas hacia adentro y se almacenan en un
lugar refrigerado colocando una capa de sal entre una y otra piel, con el fin de
evitar la proliferación de bacterias salinas, las cuales se evidencian por la aparición
de manchas rojizas dentro de la piel y elevación de la temperatura.

De esta forma las pieles tratadas están listas para iniciar el proceso de curtición
que incluye remojo o ablandado, encalado, desencalado, lavado, curtido al cromo,
primer afeitado, neutralizado, recurtido, teñido, engrasado y secado.



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